mayo 16, 2024

En Tartagal un joven murió aplastado por un montículo de arena

Un jóven de 21 años identificado como Carlos Cardozo, conocido por su trabajo, falleció en un trágico hecho luego de que parte de un montículo de arena de grandes proporciones se desmoronara sobre de él y quedó enterrado en vida. A pesar de los esfuerzos que se realizaron para sacarlo el muchacho falleció por asfixia, ya que decenas de kilos de arena prácticamente lo sepultaron.

El suceso se produjo en horas de la tarde del lunes cuando el jóven, que trabajaba cargando arena en un viejo camión de propiedad de su abuelo, como único sustento de ambos, sacaba el árido de la margen oeste del río Tartagal en inmediaciones de la zona conocida como la toma de agua, distante a unos 7 kilómetros al oeste de la ciudad.

El exceso de confianza, ya que hacía este trabajo diariamente, sumado a la inestabilidad del terreno a consecuencia de las lloviznas que desde hace días se producen en toda la zona, produjo que cuando operaba de manera manual con su pala, un inmenso montículo de arena le cayera encima y lo cubriera.

El jóven se encontraba con su abuelo de 75 años, propietario del viejo rodado, y otros obreros que hicieron esfuerzos sobrehumanos para poder sacarlo, pero no pudieron lograrlo y el muchacho murió sofocado.

Si bien fue sacado inconsciente pero con vida, falleció al llegar al hospital Juan Domingo Perón de Tartagal donde fue trasladado en código rojo. Para descartar cualquier hecho intencional, la división de Criminalística de la Policía de la Provincia se hizo presente en el lugar luego de comprobar que efectivamente se trató de un lamentable accidente que le costó la vida al trabajador.

En toda esa zona del río Tartagal diariamente operan viejos camiones con changarines que recogen áridos para las construcciones, como arena y ripio, pero lamentablemente este trabajo informal que no cuenta con ningún tipo de medida de seguridad para quienes buscan el sustento diario se cobró la vida del muchacho, que residía con su familia en la zona de Villa Saavedra.

El Tribuno